Coincidiendo con el mes de marzo y los actos de celebración del Día Internacional de la mujer, la Sala de Exposiciones del Rectorado de la Universidad de Málaga presenta 'Hebras y Urdimbres', una muestra que reúne a nueve artistas contemporáneas de España y Latinoamérica, cuyo trabajo se centra en la práctica ancestral del tejido.
El claro acento artesanal de las obras y la potente vertiente artística implícita en su narrativa poética, presenta una exposición que cautiva al visitante por su calidez formal y por la fuerza de su discurso. En este sentido, Hebras y Urdimbres habla de la vida y los relatos escondidos que habitan en las tramas de las telas, de las historias no contadas que conocen sus hilos, y de las intersecciones, singularidades y coincidencias que hay entre ellas; en definitiva, del universo simbólico y la memoria femenina inmersa en esta labor. La exposición, que se podrá visitar hasta el 14 de junio, tiene de comisaria a Blanca de la Torre.
El acto de presentación de esta exposición ha contado con la presencia de la vicerrectora de Cultura de la UMA, Rosario Gutiérrez, el vicerrector Adjunto de Cultura, Pepo Pérez, la comisaria de la exposición, Blanca de la Torre, y las artistas Adriana Marmorek, Laura Segura y Sonia Navarro.
Rosario Gutiérrez ha agradecido a las artistas y a la comisaria que hayan querido compartir sus trabajos, su capacidad para combinar tradición e innovación reinterpretando los materiales, las formas y las técnicas de este arte ancestral con el que construyen nuevos objetos que invitan a descubrir el impacto cultural y simbólico del tejido, y la huella imborrable que ha propiciado en la historia de la humanidad.

Obras y artistas
En el tragaluz de entrada al edificio cuelga una enorme trenza de sisal creada por Laura Segura, que simboliza unión, fortaleza y protección. Rica en significado místico y espiritual, esta obra honra tradiciones ancestrales en ambos lados del océano. Dentro de la sala, una "ubre masiva plural" de fibra de bambú pende en reverencia a la naturaleza, simbolizando una fuente de vida y sustento.
Glenda León propone dos obras en diálogo, realizadas con tejido reciclado a partir de 180 banderas de distintos países del mundo. Una de ellas se presenta a modo de catenaria de museo que impide el paso, mientras que en la otra un pequeño vídeo revela el proceso de hilado y deshilado del lienzo creado con la tela reciclada, como una posible bandera para un futuro de naciones unificadas.
En la obra de Tania Candiani las palabras en lenguas indígenas que designan el agua se revelan casi invisibles, bordadas en blanco sobre blanco. La artista denuncia la desaparición tanto de estas lenguas como de las tradiciones artesanales y de los repositorios de agua, asociando el acto de nombrar al de tejer los nombres de los elementos de nuestra cotidianidad como una forma de preservación.
Pilar Albarracín navega entre lo doméstico y lo político, lo personal y lo colectivo, adoptando el bordado tradicional como herramienta de subversión para proponer relecturas de estereotipos en clave feminista. Aquí emplea la seda, un material de apariencia frágil pero muy resistente, reforzando el relato de las labores asociadas al textil como espacios de empoderamiento y resiliencia.
El espacio de lo doméstico es también el punto de partida de Sonia Navarro para recuperar las labores femeninas y el aprendizaje transmitido de generación en generación. Tanto en sus obras de fieltro cosido, donde emplea patrones, remiendos y retales, como en sus piezas más recientes con esparto, reivindica el coser como un gesto político de resistencia frente a los relatos hegemónicos y las relaciones de poder.
El esparto es también el material elegido por Lucía Loren en su propuesta colaborativa, en la que teje con varias artesanas una estructura que representa una montaña. Esta escultura alberga en su interior redes con cuarzos blancos, simbolizando el proceso cíclico de intercambios en el ecosistema, así como el poder interior y espiritual asociado a esta elevación natural.
Adriana Marmorek utiliza porcelana y vidrio para simular tejidos como el encaje y el ganchillo, con el fin de subvertir los mecanismos de estereotipación del deseo femenino. A través de la recuperación de labores asociadas a lo delicado y lo frágil, sus obras establecen un paralelismo entre las emociones y la inmediatez de la producción en masa, contrastándola con la lentitud y el cuidado de la creación manual.
La instalación de Josefina Guilisasti está compuesta por cientos de mariposas monarca, una especie en grave peligro de extinción. Las piezas han sido creadas con crin de caballo en colaboración con las artesanas de la comunidad chilena de Rari, que llevan más de dos siglos utilizando esta técnica para elaborar hermosas creaciones. Tanto las artesanas como las mariposas se posicionan como narradoras de una historia de supervivencia.
Las mantas de lana teñidas con pigmentos naturales de Laura Mema son el resultado de una colaboración con una comunidad de teleras del monte santiagueño de Argentina. La artista transcribe en los tejidos los patrones obtenidos de la visualización del sonido de las cigarras, cuyo canto en el noroeste argentino se asocia a la maduración de los frutos del algarrobo, y que anuncia la llegada de la estación más cálida.
La muestra se podrá visitar de lunes a sábado, de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 21:00 horas, excepto festivos.