SIEMPRE LO digo: lo más parecido a la paz interior —a la serenidad integral o al sosiego mental, en cada caso— se parece a una gatita traviesa que no quiere dejarse atrapar. Ni manosear. Si vas detrás de ella con ahínco, se escabulle y te rehúye. Pero si respiras tranquilamente y estás a tus quehaceres, viene a enredarse entre tus manos, a dormirse con placidez y a aportarte nuevos sueños.
No sufras más por el amor perdido. La vida te depara la mayor dicha que jamás podrías imaginar, el verdadero amor de tu vida ya puede clamarte y colmarte. Sigues libre. Has vivido un enamoramiento único. Has gozado, a pesar de ciertas amarguras que no son nada al lado de todo lo demás. Guardas como un tesoro un sentimiento tan auténtico. Un tesoro que te regresará —en realidad no se ha ido: está dentro de tu mismo corazón— cuando menos te lo esperes.
Ahora disfruta de tu misión, de tu encomienda, mitiga esos escozores en la brisa de la noche y hasta juguetea por el día con las olas de los recuerdos. Desde la costa romántica del mejor amor te envío un mensaje enrollado dentro una botella con la fragancia de la vida en plenitud para que sepas que mereces la mayor felicidad, la que expande un corazón universal, sabio de amor. Si cada noche puedes apoyar la cabeza en la almohada y no sentir culpas, serás capaz también de conciliar tu sueño sin dejar que nada te atormente. Si hiciste todo lo que pudiste y tu conciencia está tranquila, duerme y reposa acrecentando la esperanza de una vida plácida porque nada realmente perverso dejas en el camino.
Eres una persona de bien, y regia, pero también alteza en el sentir; si sabes mantener esta nobleza sin perturbaciones, la vida en algún momento te recompensará aún más de lo que crees.
Agradece las bondades emocionales de las que has disfrutado y tantos bienes materiales de los que dispones y haz brotar en tu pecho la resistencia junto con la flexibilidad, la paciencia junto con la energía. Descubre que estar a la defensiva parte de un resentimiento de la pequeñez de los temores. Porque la vida es rica si sabemos escarbar entre la excelencia, la constancia y esa óptica positiva que hace nuevo, único y genuino cada día.
No sufras más por el amor perdido. La vida te depara la mayor dicha que jamás podrías imaginar, el verdadero amor de tu vida ya puede clamarte y colmarte. Sigues libre. Has vivido un enamoramiento único. Has gozado, a pesar de ciertas amarguras que no son nada al lado de todo lo demás. Guardas como un tesoro un sentimiento tan auténtico. Un tesoro que te regresará —en realidad no se ha ido: está dentro de tu mismo corazón— cuando menos te lo esperes.
Ahora disfruta de tu misión, de tu encomienda, mitiga esos escozores en la brisa de la noche y hasta juguetea por el día con las olas de los recuerdos. Desde la costa romántica del mejor amor te envío un mensaje enrollado dentro una botella con la fragancia de la vida en plenitud para que sepas que mereces la mayor felicidad, la que expande un corazón universal, sabio de amor. Si cada noche puedes apoyar la cabeza en la almohada y no sentir culpas, serás capaz también de conciliar tu sueño sin dejar que nada te atormente. Si hiciste todo lo que pudiste y tu conciencia está tranquila, duerme y reposa acrecentando la esperanza de una vida plácida porque nada realmente perverso dejas en el camino.
Eres una persona de bien, y regia, pero también alteza en el sentir; si sabes mantener esta nobleza sin perturbaciones, la vida en algún momento te recompensará aún más de lo que crees.
Agradece las bondades emocionales de las que has disfrutado y tantos bienes materiales de los que dispones y haz brotar en tu pecho la resistencia junto con la flexibilidad, la paciencia junto con la energía. Descubre que estar a la defensiva parte de un resentimiento de la pequeñez de los temores. Porque la vida es rica si sabemos escarbar entre la excelencia, la constancia y esa óptica positiva que hace nuevo, único y genuino cada día.