María Toro Quijano, ilustradora originaria de Medellín (Colombia), comenzó en el mundo del arte gracias a su abuela, quien le enseñó a mezclar colores para obtener tonalidades nuevas, a emplear técnicas diversas y a crear obras que incluían paisajes y bodegones. En 2011, comenzó sus estudios en artes plásticas en Málaga, y poco tiempo después se trasladó a Barcelona con el objetivo de especializarse en ilustración. Además, comparte sus proyectos artísticos en Instagram, donde cuenta con una comunidad de más de 20.000 seguidores.
"Nunca pensé que podría vivir de mi arte, y hoy en día no solo es mi fuente de ingresos, sino también mi forma de interpretar el mundo". Hace 12 años, sus compañeros de universidad, familiares y amigos, comenzaron a seguirla en sus redes sociales, concretamente en Facebook, ya que Instagram no estaba muy de moda. Le encargaban retratos, ilustraciones de sus mascotas y gracias a todo esto, comenzó a plantearse la idea de explorar aún más este ámbito y así poder alcanzar su estilo de vida soñado.
Con respecto a su estilo, Toro señala que su lugar de origen, Medellín, una ciudad famosa por su espléndida primavera, ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de su proceso creativo. "Crecí rodeada de la rica flora y fauna de este entorno, y me siento profundamente orgullosa de mi país, de su gente, de su clima cálido, de su biodiversidad y de nuestra cultura", expresa.
María Toro Quijano
Por otro lado, ha destacado que intenta desarrollar un estilo " único". Aunque tiene presente las tendencias del momento, prefiere dejarse guiar por su intuición y sensibilidad a la hora de plasmar su arte.
Asimismo, disfruta enormemente creando murales, y este año tuvo la oportunidad de realizar uno en Nueva York. Fue una de las experiencias más surrealistas y, al mismo tiempo, de mayor aprendizaje de su vida. Estar fuera de su zona de confort y relacionarse con personas de diferentes estilos y culturas le permitió crecer enormemente como ser humano.
En relación a su proceso creativo, la artista, ha comentado que disfruta mucho investigando antes de comenzar a elaborar su obra. "Siempre me he considerado una persona muy analítica y detallista, por lo que el momento previo a la creación es fundamental para mí, ya que es lo que solidifica y da estructura a mis proyectos". Así es cómo enfrenta la frustración que provoca la hoja en blanco.
Con respecto a las herramientas que decide usar en cada proyecto, ha señalado que nunca ha dejado de lado el lápiz y el papel, considerándolos las herramientas fundamentales de su proceso creativo. Siempre los lleva consigo para plasmar historias, guardar recuerdos y coleccionar ideas. Más adelante, cuando surgen los encargos de los clientes con diversas propuestas y especificaciones sobre el uso y propósito de la ilustración, es en ese momento cuando decide cómo digitalizar su trabajo y qué herramientas se adaptan mejor a cada proyecto.
Por último, ha querido dar un consejo a aquellos jóvenes que están comenzando en el mundo del arte. "La clave está en observar con una curiosidad infantil, manteniendo esa mirada inquisitiva que nunca se cansa de explorar. Además, nunca dejar de crear, ya que la madurez artística se alcanza a través del empirismo y de los años dedicados a intentar una y otra vez".