Con el paso de los años hemos visto cómo muchos de los negocios que existen hoy en día han ido evolucionando. Mientras que algunos se han adaptado, otros directamente han desaparecido. Miguel de Unamuno ya decía en su día, "renovarse o morir" y es que la adaptación al cambio hoy es prácticamente una obligación.
Con la llegada de internet y la popularización del negocio online, las tiendas físicas parecían condenadas. A pesar de que el comercio tradicional se ha visto fuertemente afectado, lo cierto es que muchas tiendas físicas todavía gozan de cierta popularidad y es que cuentan con algunas ventajas que resultan innegables frente a un panorama online mucho más frío e impersonal.
¿Qué hace que una tienda física sea diferente al comercio online?
Una de las ventajas que tiene un comercio físico y que nunca tendrá un comercio online es la posibilidad de tocar el producto. Realmente no existe ninguna sensación parecida a ir a una tienda de ropa y sentir el tacto de una tela, oler un perfume o directamente sentir cómo de bien sienta una prenda puesta.

Acudir a un negocio físico tiene la ventaja de que el consumidor puede sentir de primera mano el producto, algo que resulta imposible si lo comparamos con verlo a través de una pantalla. Derivado de esta ventaja se desprende la situación de poder ir de compras.
Poder sentir diferentes productos al mismo tiempo es una sensación bastante agradable que también ayuda a nuestro cerebro a poder discernir entre varios aspectos diferentes y que nos ayuda a elegir mejor el producto por mera comparación.
La atención de la tienda física mucho más personal que la tienda online
La atención de las tiendas online ha mejorado mucho con el paso de los años. Desde teléfonos directos de atención personal hasta el uso de chatbots, las tiendas online tienen la ventaja de poder atender a sus clientes independientemente del horario de consulta.
Por otro lado, las tiendas físicas también cuentan con sus propias ventajas y es que la atención personal puede ser un factor muy relevante a la hora de llevar a cabo la compra de un producto. Estar cara a cara con un vendedor especializado, que conoce el producto y que puede ayudar al cliente de forma inmediata, es un valor añadido del que todavía adolecen las tiendas online.
Los empleados de las tiendas físicas pueden atender de forma personalizada las demandas de los consumidores y, además, estos se suelen sentir mucho más a gusto al poder dirigirse de una forma mucho más directa a una persona de cara a hacer reclamaciones.
Inmediatez versus comodidad
Finalmente, uno de los aspectos que más diferencian las tiendas físicas de las tiendas online es la inmediatez a la hora de hacerse con el producto. Cada vez es más frecuente que las tiendas online te entreguen la mercancía cómodamente en casa pasadas 24 horas. Esto es muy cómodo, ya que puedes hacer tu compra por la noche y al día siguiente tener el producto en casa.
Por otro lado, por mucha rapidez que suponga este adelanto en cuanto al servicio de entrega se refiere, es incomparable frente a la premisa de acudir a una tienda física y llevar a cabo de forma directa la compra del producto. Si necesitas un cargador de móvil para esta misma tarde, quieres comprarte unas zapatillas para salir esa misma mañana a correr o quieres hacer un regalo de forma inmediata, la tienda física te proporcionará el producto que necesites al instante.
Como hemos podido observar durante todos estos años, está claro que el comercio online cada vez está ganando más terreno al comercio físico. A pesar de esto, al comercio físico todavía le quedan muchas ventajas que el comercio online, a día de hoy, todavía no puede igualar.
Estos aspectos diferenciadores siguen siendo un valor añadido para el cliente final y son la prueba más evidente de que al comercio tradicional todavía le queda mucho por ofrecer. Habrá que ver cómo evoluciona todo esto con el paso de los años y, sobre todo, con la irrupción de la tan temida y esperada inteligencia artificial.