Las tres plantas de la Sala Atín Aya se convierten en el marco narrativo perfecto para el desarrollo de las tres fases del viaje que el sevillano Federico Guzmán emprende en la exposición Ser=Espacio x Acción. Una fábula especulativa, que ha inaugurado hoy el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, junto al artista y que podrá visitarse hasta el 3 de julio en este espacio de la calle Arguijo.
Así, respondiendo al esquema de la aventura arquetípica –separación, iniciación y retorno–, la muestra supone un recorrido pictórico al más allá en el que el retorno visionario es traído al presente a través de la experiencia del artista, que invoca la emergencia de un rito de transición colectivo. Y es que las cincuenta obras que la componen –entre las que se encuentran pinturas, obras gráficas y digitales–, compaginan símbolo y alegoría y llevan al visitante a un paradójico inframundo donde realidad y ficción se han vuelto indistinguibles. En palabras del propio artista, cuya obra se sumaba recientemente a los fondos del Museo Reina Sofía con su pieza Tuiza (2015) -una instalación a modo de jaima formada por melhfas pintadas, telas triangulares de benia para el techo, colchonetas, alfombras y mobiliario acompañados de un archivo con fotografías y vídeos-, “los mitos antiguos nos llevan a desaparecer detrás de los decorados de la historia, el artificio y las creencias, al encuentro con unos mitos instalados en la psique contemporánea que conforman una realidad tan extraña, oscura y aterradora que parece ciencia ficción”.
En concreto, las piezas de Ser = Espacio x Acción proceden de las exposiciones Al borde del mundo (IVAM Valencia, 2017), Perséfone sin velo (Juana de Aizpuru, Madrid, 2018) y el proyecto Las musas salvajes (Real Academia de España en Roma, 2019-2020) y se sumarán en forma de catálogo expositivo a las reflexiones y los textos de autores como Esther Regueira, Hashim Cabrera, Pedro G. Romero y La Chica del Bosque, quien por cierto amenizó el acto de inauguración de la muestra junto a Sirifo Kouyaté.
Para Guzmán, que entiende el arte como una práctica libre que abraza la sensibilidad y la acción consciente de la naturaleza, eventos colectivos como la guerra “hacen parecer que hubiera entidades demoniacas tirando de las palancas del poder y moviendo los hilos de la psique humana para su autodestrucción”. Para decodificarlas, el autor sevillano se sirve del concepto indígena de wetiko (un peligroso virus de la mente que es altamente contagioso y lleva a la enfermedad, la guerra y la esclavitud) y del mensaje potencialmente sanador del arte: la lucha apasionada por lo que ha de ser cambiado, el ser al mismo tiempo acto contemplativo y ofrenda, la victoria sobre el pasado.
Sobre Federico Guzmán
Nacido en Sevilla en 1964, Guzmán es artista e investigador. Cuestionando la noción de autoría y la creencia en la separación, Federico ha participado en colectivos en Colombia, España y el Sáhara Occidental, abordando el arte como juego, como activismo, y como experiencia ilimitada de autodescubrimiento. En los últimos años su investigación visual se centra en la pintura, el grabado y las técnicas digitales. A partir de una diversidad de planteamientos simbólicos, el artista suscita una experiencia holística del proceso artístico. El pintor encuentra el todo en la parte como una ausencia activa que lo mueve. Así contempla la obra, y se ve guiado por ella en lugar de intentar representarla.
Algunos de sus proyectos recientes han sido La Embarcada Artivista, Centro de Investigación por la Paz Gernika Gogoratuz; Tuiza: las culturas de la jaima, Palacio de Cristal del Parque del Retiro, MNCARS, Madrid; La canción del tomaco, MEIAC Badajoz. Igualmente, Guzmán también ha publicado textos como The Art of Sahrawi Cooking, en el marco de dOCUMENTA (13), Kassel (con Robin Kahn), o para el libro Destrucción y construcción del territorio IV, de la Universidad Complutense, Madrid.