Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 9% de la población tiene algún tipo de problema de salud mental y el 25% -una de cada cuatro personas- lo tendrá a lo largo de su vida. Son datos aportados por el catedrático de la UPO Diego Munguía, quien ha añadido que los trastornos mentales graves (TMG) afectan a en torno al 3% de la población adulta española, donde el 29% de la población padece algún trastorno mental, el 10% de los mayores de 75 años declara padecer un cuadro depresivo, el 6,7% de la población está afectada por ansiedad y depresión y el 48,9% de los jóvenes de entre 15 y 29 años considera que ha tenido algún problema de salud mental.
Munguía ha hecho estas manifestaciones en la sede de la Olavide en Carmona, donde codirige el curso de verano 'Mejorando la salud de personas con trastorno mental grave: estrategias prácticas para el cuidado integral', que se imparte entre hoy y mañana bajo la dirección también de los profesores Javier Bueno y Álvaro López con el objetivo de capacitar a los cuidadores de personas con trastornos mentales proporcionando herramientas prácticas respaldadas por la evidencia científica para la mejora de su práctica diaria.
Entre los TMG, Diego Munguía ha señalado la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, el trastorno bipolar, los trastornos depresivos severos, los trastornos de la personalidad graves y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y, aunque no existe un perfil único de enfermo, hay factores de riesgo comunes, entre los que ha citado los antecedentes familiares, las experiencias traumáticas, el consumo de sustancias y el estrés crónico.
La invisibilización y la estigmatización son los problemas más preocupantes que han de enfrentar las personas con TMG, ya que sufren discriminación en muchos aspectos de la vida, como a la hora de acceder al mercado de trabajo, el acceso a los servicios y en sus relaciones sociales, por el aislamiento y el rechazo social. Así, es muy común que tengan dificultades para mantener amistades y relaciones familiares, problemas para llevar una vida autónoma y una mala salud física que deriva en otros problemas de salud como obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes, debido a los bajos niveles de actividad física y a los efectos secundarios de la medicación. En cuanto a los cuidadores, soportan una carga física y emocional que suele traducirse en problemas de estrés y ansiedad, sin contar con el impacto económico de posibles gastos adicionales en atención y tratamientos.
La sanidad pública andaluza y española enfrenta "desafíos significativos" para atender adecuadamente a las personas con trastornos mentales graves en un contexto de "saturación del sistema de salud, escasez de profesionales especializados y falta de capacitación específica en terapias complementarias, como los programas de ejercicio físico, esenciales para la mejora integral de la salud de estos pacientes", ha lamentado Munguía, catedrático del Departamento de Deporte e Informática de la UPO.
Así, aunque ha reconocido que en España existen recursos disponibles para atender a las personas con TMG y sus familias, ha asegurado que ninguno de ellos cuenta con la figura del educador físico-deportivo "para implementar programas de ejercicio físico que mejoren la salud de esta población" a pesar de ser un "pilar esencial" en el cuidado integral de los pacientes porque "mejora significativamente los síntomas de depresión y ansiedad, promueve una mejor gestión emocional mediante la liberación de endorfinas, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y obesidad y aumenta la calidad de vida", ha concluido.