LO QUE uno debe hacer, se hace sin dilación ni miramientos. Sobre todo si parte de una convicción personal. Aunque la sociedad esté en apariencia apática frente a un tema determinado o, incluso, tu acción vaya a contracorriente, te animo a que ejecutes tu plan, siempre que tu conciencia esté en consonancia y que sea algo beneficioso al final para la comunidad. Porque tu mejor amigo eres tú mismo.
Considero al 'yo' como ser que decide, que es consciente, sabio y aventurado. Los yoes mundiales, en ese sentido, escasean, pero no son egocéntricos. La amistad se demuestra en la preocupación por el amigo, interesándose por su bienestar, por sus problemas y logros. Por esto procura reunirse, comunicarse o convivir con él. Un amigo es el que está en todo momento, el que te anima cuando estás decaído. Es en la turbación donde la amistad se pone a prueba. Cicerón sentenció con radicalidad: «Sólo en el peligro se conoce al verdadero amigo». La amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. Nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que germinan a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo. La amistad genuina dura toda la vida.
Podemos escribir cosas preciosas y no llevarlas a cabo, con lo cual me quedo en la metafísica, carente con probabilidad de sentimientos provinientes de la calidez más inmediata. Lo definitivo, lo crujiente y devastador es hacer que la amistad —que lleva aparejada a la comunicación indefectiblemente— la practique, de forma singular, cualitativa y esmerada, el mundo; y es un poderoso estimulante energético que sea gracias a tu empatía. Tú, ser consciente de ello, de que te esmeras y de que estás esculpiéndola.
Tú la creas. Cada día construyes nuevas posturas de esa escultura de la amistad. Tú la causas y tú la mantienes. Sepan valorar también la soledad solidaria del escritor. Es en ese sentido en el que me adoro a mí mismo. Hay que distinguir. Percibo como imprescindible un egoísmo primario para más vivir, como yo digo. Y, en especial, para transmitir algo importante para la humanidad. Pero eso no nos convierte necesariamente en orgullosos empedernidos.
Considero al 'yo' como ser que decide, que es consciente, sabio y aventurado. Los yoes mundiales, en ese sentido, escasean, pero no son egocéntricos. La amistad se demuestra en la preocupación por el amigo, interesándose por su bienestar, por sus problemas y logros. Por esto procura reunirse, comunicarse o convivir con él. Un amigo es el que está en todo momento, el que te anima cuando estás decaído. Es en la turbación donde la amistad se pone a prueba. Cicerón sentenció con radicalidad: «Sólo en el peligro se conoce al verdadero amigo». La amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. Nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que germinan a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo. La amistad genuina dura toda la vida.
Podemos escribir cosas preciosas y no llevarlas a cabo, con lo cual me quedo en la metafísica, carente con probabilidad de sentimientos provinientes de la calidez más inmediata. Lo definitivo, lo crujiente y devastador es hacer que la amistad —que lleva aparejada a la comunicación indefectiblemente— la practique, de forma singular, cualitativa y esmerada, el mundo; y es un poderoso estimulante energético que sea gracias a tu empatía. Tú, ser consciente de ello, de que te esmeras y de que estás esculpiéndola.
Tú la creas. Cada día construyes nuevas posturas de esa escultura de la amistad. Tú la causas y tú la mantienes. Sepan valorar también la soledad solidaria del escritor. Es en ese sentido en el que me adoro a mí mismo. Hay que distinguir. Percibo como imprescindible un egoísmo primario para más vivir, como yo digo. Y, en especial, para transmitir algo importante para la humanidad. Pero eso no nos convierte necesariamente en orgullosos empedernidos.