Con ejemplos como nanorrobots que facilitan administrar fármacos contra tumores, que ayudan a producir energía sostenible o que luchan contra la contaminación ambiental, las plataformas robóticas a micro- y nanoescala han revolucionado, desde hace tiempo, el mundo de la biomedicina, la ciencia de materiales, la ecología o la tecnología, gracias a la capacidad de llevar a cabo tareas de forma precisa y poco invasiva.