Las lesiones hepáticas inducidas por medicamentos (DILI, por sus siglas en inglés) son un problema significativo en la medicina moderna, ya que pueden ocurrir como resultado del uso de una amplia variedad de medicamentos, con síntomas que pueden varias desde leves como náuseas o fatiga, hasta cuadros mucho más graves como ictericia o fallo hepático fulminante, entre otros. Supone un reto para la comunidad científica el conocimiento de los mecanismos subyacentes para el desarrollo de estrategias más efectivas que puedan prevenir, diagnosticar y tratar estas complicaciones, en ocasiones, potencialmente graves.