Torremolinos cuenta con un nuevo espacio cultural en homenaje a Manuel Blasco y a la revista La Caracola. El espacio se encuentra ubicado en la segunda planta del Centro Cultural Pablo Ruiz Picasso y ha sido inaugurado por la alcaldesa, Margarita del Cid, que ha estado acompañada por el concejal de Cultura, José Manuel Ruiz, el concejal de Educación, Francisco García, el director del Centro Cultural Generación del 27, José Antonio Mesa, y el historiador y cronista de honor de Torremolinos, Carlos Blanco.
La alcaldesa ha explicado que "el espacio cultural 'Manuel Blasco' engloba dos espacios, una sala de presentaciones y charlas y una biblioteca, en torno a dos hitos culturales que están relacionados con nuestra tierra".
La motivación del lugar gira en torno a la figura de Manuel Blasco, escritor y pintor malagueño, familia de Picasso, y personaje destacado del siglo XX malagueño. Torremolinos fue su lugar de residencia desde los años 60, una ciudad a la que donó una colección de la Revista La Caracola, segundo hito cultural que refuerza la inauguración del espacio. La revista supuso todo un exponente nacional en el mundo de las letras con números muy destacados, como el del homenaje a Juan Ramón Jiménez o a Salvador Rueda. Compuesta por un total de 279 ediciones publicadas a lo largo de 23 años, también podrán disfrutarse en este espacio cultural.
"Es un rincón único, de sosiego, de charla y encuentros que dotaremos de actividad, contribuyendo a ese compromiso de Torremolinos con la cultura de calidad. En memoria de Manuel Blasco y de tantos otros creadores que nos dejaron un legado de una riqueza intelectual inmensa, que merece ser protegida, conservada y difundida", ha añadido Del Cid.
Manuel Blasco
Manuel Blasco Alarcón nació en Málaga en 1899, en el seno de una familia burguesa media. Fue primo del pintor malagueño José Ruiz Blasco, padre del artista universal Pablo Ruiz Picasso. Su vida estuvo siempre ligada a las letras, tanto que la tienda de antigüedades que regentaba fue testigo de grandes tertulias y encuentros con los intelectuales malagueños más importantes de la época. También fue pintor, realizando primero obras de estilo cubista y decantándose posteriormente por el arte Naïf, convirtiéndose en el precursor de este estilo en Málaga.
En los años 60 ya instaló su residencia en Málaga y alternó su faceta de escritor con la pintura. En su libro 'La Málaga de comienzos de siglo' se reproducen una treintena de cuadros de temática malagueña, reflejo de la sociedad de la época de la que fue testigo, acompañados de comentarios de autor que tienen mayor lectura que cualquier instantánea fotográfica del momento.
En su extensa producción artística tuvo la prolijidad de dedicar parte de sus estudios a la figura de su primo, Pablo Ruiz Picasso. Fruto de ese trabajo es el libro 'Picasso insólito', que muestra un recorrido por la vida y obra del genio malagueño a través de cuadros de pequeño formato de estilo naïf. Además es autor de 'Picasso para niños', una obra que pretende acercar la figura del pintor a los más pequeños.
Revista La Caracola
La revista malagueña de poesía 'Caracola' nace de la nostalgia por la revista Litoral, que dejó de editarse en 1929 y que fue decisiva en la configuración de uno de los grupos más influyentes de la literatura del S. XX, la Generación del 27.
El 1 de noviembre de 1952 se publicó el primer número de 'Caracola', en el que colaboraron desde el premio Nobel Jacinto Benavente hasta petas contemporáneos como González Anaya, Manuel Altolaguirre o Peña Hinojosa.
La revista se convierte en referente en el panorama lírico nacional acogiendo a poetas españoles de la época de distintas tendencias, generaciones y estilos. Desde el n.º 1 al 106, la revista consigue llegar al equilibrio de claras posiciones encontradas: la del editor y la del impresor. Por un lado Bernabé Fernández-Canivell deseaba atraer a los poetas en el exilio; por otro, José Luis Estrada Segalerva ponía el foco en los poetas nacionales. Estas desavenencias terminaron por la salida del primero. En números posteriores la revista sufrió cambios en la tipografía, reducción del número de páginas y cambios de imprenta.
En 1980 se hizo la última entrega, el número 279. En ella se rinde homenaje a su creador y fundador cuatro años después de su fallecimiento, y colaboraron escritores como Maria Victoria Atencia, Alfonso Canales, Celaya, Guillén o Rafael León, entre otros. Después de 23 años y 279 ediciones concluía una de las revistas literarias más importantes de España, divulgadora de la poesía y del nombre de Málaga por todo el mundo.